No salgo más con un súper héroe


Para Mafe.


 - Eso lo tengo más que decidido. ¡No puede ser que siempre tenga que elegir mal! Yo puedo por mí misma, soy independiente, bonita, y sobre todo soy de lo menos hincha pelotas. ¿No sé qué mierda le vi al pelotudo ese? Si, ya sé que para otras es una fantasía pero para mí no. Las damiselas en apuros se calientan o fantasean con un tipo con disfraz. Pero yo no. Yo quiero un tipo que vuelva del trabajo y se queje porque el jefe no le aprobó el balance de fin de mes o que no pudo conseguir el asenso. Que me diga que rico que cocinas mi amor, porque no vemos el noticiero en cama y dejame los platos que los lavo yo. Estoy podrida, reventada de que me cuenten como se fajó a golpes con el ladrón este o el archienemigo aquel volvió a salir de prisión y lo tuvo encerrar. Que me diga que debe hacerse otro traje porque este se le rompió. ¿No me lo arreglas vos, que sos mujer? ¡¿Pero qué mierda se creía ese hijo de puta?! ¡Que soy Alfred! Ni una vez me dijo gracias, muy rica la cena. Comía apurado, apenas corriéndose la máscara y mirando por la ventana como si una suerte de señal lo pudiese salvar de tener que estar conmigo. Bueno está bien, sé que es su trabajo. Yo acepto eso pero ¿no hacía falta? Decime la verdad, dale, ¿tanta cara de pelotuda tengo? Bueno, haceme un rato más el aguante. Una copita más y me voy.  
- Señorita Maravilla, son las diez de la mañana. Y ya lleva dos botellas de vino. Por favor, vaya a descansar.



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